Attach:crevaux.jpg Δ De Celichá (india toba)dice Armaando Alba, que es una de las primeras creaciones bolivianas con tema nativista. En el grabado Jules Creveaux.
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Si uno se pone a pensar en la expedición de Daniel Campos al Chaco en 1883, surge fácilmente la evocación de la búsqueda legendaria que pocos años antes emprendiera a la desesperada Stanley para encontrar en un remoto lugar del África al doctor Livingstone. (“Doctor Livingstone supose”). Sólo que cuando Campos partió de Tarija tenia como meta llegar al río Paraguay y al océano Atlántico, puesto que el litoral marítimo boliviano sobre el Pacifico acababa de ser ocupado y usurpado por Chile. También iba en busca no de un ser viviente, sino de los restos del explorador francés Jules Crevaux, asesinado por una partida de indios tobas en una orilla del río Pilcomayo.
A Campos le acompañaba Arthur Thouar, un científico destacado por el gobierno de Francia para localizar los restos de Crevaux.
Ahora corresponde decir quien era Campos. Nacido en Potosí, y egresado de abogado de la Universidad de San Francisco Xavier, más que al ejercicio de la abogacía se dedico hasta entonces al desempeño de labores edilicias y parlamentarias, pero, en el fondo, tal vez lo que mas le atraía y gustaba era la poesía y la literatura. Pero eso se sabría mas tarde.
Un día del mes de julio de 1883, a la cabeza de un destacamento de 200 soldados, Campos salía de Tarija y un mes mas tarde llegaba al río Pilcomayo. Atravesar el Chaco era vencer no sólo el territorio más hostil e inclemente del Continente americano, sino a tribus primitivas que no conocían otra forma de acercarse a los extraños que atacándolos con ferocidad primitiva. La travesía fue un a lucha permanente contra tobas, matacos, chorotis, huisnaes, entre tormenta y diluvios, venciendo ciénegas y arenales interminables. Por algo, a un río de aguas salitrosas, le pusieron el nombre de “Maldito”. Después de más de cien días de padecimientos, la expedición era una columna de espectros, cuando casi sin creerlo, una noche vieron al otro lado del río Paraguay las lejanas y débiles luces de la ciudad. Era Asunción.
Al final de su gran aventura, Campos publico en Buenos Aires un impresionante relato, De Tarija a Asunción. Expedición Boliviana, en más de 700 páginas. Y ahora viene su inclinación por la literatura, porque años mas tarde hizo conocer su largo poema “Celicha”, el nombre de una india toba. Campos no traía del Chaco el recuerdo de sus padecimientos, sino las estrofas de un largo romance y de una historia trágica de amor. “Celicha” fue premiado en un concurso de poesía en 1886 y reeditado por Armando Alba en 1954.
A.C.R.
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