El circulante monetario fue uno de los principales problemas por los que tuvo que atravesar la economía colonial. Se efectuaron varios intentos de acuñación de moneda. Recién para 1565 se autorizo la creación y funcionamiento de una Casa de Moneda a ser instalada en la ciudad de Lima. Esta Casa de Moneda no logró cumplir con los requerimientos, debido principalmente, a la falta de expertos fundidores.

El auge de la minería potosina y la llegada del virrey Francisco de Toledo influirían en la instalación de una nueva Casa de Moneda en Potosí. La amonedación de la plata no lograría satisfacer la demanda del mercado andino, pues el circulante no solo era utilizado para las transacciones comerciales sino también tenía demanda entre los indígenas, quienes debían tributar en moneda. Los créditos eran controlados por los comerciantes y funcionarios que a intereses elevados obtenían grandes beneficios. Esta falta de suficiente liquidez sumados a una creciente especulación comercial, y a la deficiente organización financiera colonial, tuvieron a largo plazo, resultados adversos para la Corona.