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La fachada de las casa era sencilla, presentando en algunos casos, como única decoración, la portada, que ostentaba a veces al escudo de la familia que habitaba. Por lo general sus casas no tenían jardín, solamente patios decorados con macetas con flores y pilas de alabastro. Por dentro estaban ricamente amobladas, los muebles que decoraban sus casas dan mucha idea de la vida que llevaban los azogueros y toda la elite española en general. La mayoría era de decoración morisca; el viejo arcón medieval llego a América con los primeros conquistadores, donde se destacaba el trabajo en madera al estilo mudejar, como si fuera mosaico. En los siglos XVII y XVIII, en Charcas, el arcón fue un mueble destinado a guardar ropa de vestir, de mesa o de cama, y su decoración fue mas profusa, estilo barroco mestizo, con cantidad de flores, frutas y lacerías. Las camas de la gente de elite eran tarimas de madera con colchones de lana, con la cabecera y pies de madera de cedro tallada con decoración de flores y lacerías. Algunas de ellas tenían dosel y cortinaje de terciopelo, tafetán listado, seda china lisa o floreada, damasco y con bordes de encajes de plata. El bargueño, con cajonería tallada, ha sido el mueble español mas característicos de las casas coloniales. Y en Charcas aquellos provenientes de las misiones de Mojos y Chiquitos fueron los mas cotizados por el fino trabajo de incrustaciones de distintas maderas finas y de nácar de río. Los españoles iban vestidos de terciopelo, brocatos y medias de punto y seda. Se dice que sus mujeres podían competir en elegancia con todas las del reino. Vestían polleras de riquísimas telas, brocatos y damascos. Llevaban jubón, un especie de chaquetilla justada al cuerpo, con mangas abullonadas. Lucían collares y brazaletes de piedras preciosas.
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