Attach:yacimientos0.jpg Δ Mapa de los principales yacimientos de plata en el siglo XIX.
Attach:explotacionplata.jpg Δ A fines del siglo XIX la explotación de la plata recuperó su importancia para Bolivia. Pero esta ves ya no fue el Cerro sino Huanchaca, la mina que entregó su riqueza. Sin embargo, las condiciones humanas y materiales no habían variado mucho desde la colonial.
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Establecida la Republica en 1825, la minería de la plata se encontraba en una triste situación. Observadores de la época informaron que miles de minas y cientos de ingenios estaban abandonados. Por lo tanto, se requerían grandes capitales para restablecer operaciones – desaguar las minas inundadas, limpiar los socavones y rehabilitar los centros de beneficio- y readecuar el sistema de lagunas que proveía agua para el funcionamiento de los ingenios del Cerro. Mas aun, ya no existía un sistema de financiamiento a la explotación minera ni una ademada provisión de mano de obra y de mercurio. Hacia falta también personal técnico y administrativo para manejar la Casa de la Moneda. El retiro de personal español de la Casa a de la Moneda y de la burocracia colonial causo problemas a la administración republicana que no podía conseguir personal idóneo nacional para reemplazarlo.
La crisis de la minería, por otra parte, tuvo efectos negativos sobre la actividad económica y comercial del país. La plata era la principal exportación de Bolivia. Al bajar su producción surgieron dificultades para cubrir las importaciones y se produjo un déficit comercial en la balanza de pagos que seria crónico durante este siglo. En el plano interno, en los Yungas por ejemplo, zona tradicionalmente proveedora de coca a Potosí, la depresión minera se dejo sentir al reducir la demanda de coca y causar la disminución de la población, con la emigración de forasteros y yanaconas, y la venta de tierras. Ambos fenómenos promovieron la expansión de las haciendas, aunque el número de haciendas en la región declino. La menor producción de coca, a su vez, repercutía sobre la actividad comercial de La paz.
La plata también jugaba un importante papel como medio de intercambio. Llego a establecer circuitos comerciales entre Potosí y países vecinos en la colonia que continuaron durante los primeros treinta años de vida republicana. Los mercados regionales entre el sur boliviano y el norte argentino, así como con el norte chileno y el sur peruano, llegaron a tener gran actividad gracias a las monedas de plata acuñadas en Potosí. Este intercambio regional decayó una vez que se levanto el monopolio y la acuñación de moneda en Potosí.
Los impuestos sobre estas actividades y sobre la producción de plata misma no eran suficientes para solventar los gastos del Estado. Tal era la crisis en la que se hallaba el país y la precariedad de su economía, que el gobierno tuvo que recurrir a un mecanismo colonial para sobrevivir. La contribución indigenal –un impuesto a la población indígena rural- fue restituida después del fracaso del Presidente Sucre (1825-28) en su invento por implantar una reforma fiscal que gravaba los interese de las clases propietarias urbanas y rurales. Bolivia vivió del tributo indígena durante gran parte del siglo XIX, cuando este constituía más del 30% del ingreso fiscal hasta mediados de los años 1860. la contribución indigenal continuo siendo importante hasta mediados del siglo, cuando comenzó a recuperarse la plata. Esta débil estructura económica explica en parte la gran inestabilidad política que vivió el país en este periodo – caracterizado por el caudillismo militar- en el cual el gasto militar representaba hasta un 50% del presupuesto. La inestabilidad continuo hasta que la minería de la plata pudo proveer una solidad base económica a partir de 1880.
Los primeros propósitos del gobierno republicano del Mariscal Antonio José de Sucre por mejorar la situación de la minería fueron el restablecimiento del Banco de san Carlos y de bancos de fomento en Oruro y La Paz; intentos de mejorar la provisión de mercurio y de establecer escuelas de ingeniería. Sin embargo, ninguno de ellos tuvo la suerte de materializarse. Por otra parte, a pesar de las solicitudes de los azogueros, la mita –proscrita en la Constitución- no fue restablecida y los mineros tuvieron que ver como atraer mejor mano de obra a las minas en producción.
Era evidente que para reactivar las minas se requerían de grandes capitales. Para atraer los mismos, entre los principales problemas se encontraban el monopolio que todavía exigía el gobierno para la venta de toda la producción a la casa de la Moneda a un precio por debajo del mercado y las dificultades de transporte. En 1825 se llego a formar la “Potosí, La Paz, and Peruvian Mining Corporation” registrada en Londres bajo el amparo del boom financiero londinense. Este fue el esfuerzo mas serio de atraer capitales extranjeros a la minería boliviana que, lamentablemente, no tuvo éxito por la crisis del mercado de Londres. Este ejemplo demuestra las dificultades de atraer capitales a Bolivia y de reactivar la minería. Si bien solo parte de la maquinara y personal técnico de la empresa llego a Bolivia, problemas en la provisión de mano de obra y de mercurio en forma regulara dificultaron el inicio de operaciones.
Asimismo, la obsolescencia tecnológica dificultaba aun más la reactivación. A pesar de más de 250 años de actividad y experiencia minera, las técnicas de explotación y de concentración eran primitivas. En 1826 un técnico alemán traído por la Potosí Minning indicaba que los procesos de explotación no habían cambiado desde la conquista. La extracción del mineral era errática y los socavones parecían cuevas de ratones antes que galerías de hombres racionales. También era crítico de la comunidad minera que “creía que lo sabía todo, no quería aprender y era tan floja que no quería cambiar las costumbres heredadas de sus abuelos”.
Durante el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz (1829-1839) se inicio la acuñación de moneda feble. Es decir una monedad de plata con un alto contenido de cobre, de tal suerte que el valor metálico de estas no era el mismo que su valor nominal. De esta manera, al recibir moneda feble por la internación de pastas de plata a la Casa de la Moneda los mineros efectivamente recibiera menos plata. Este mecanismo era una manera de estimular el comercio interno –proveyendo circulante de corte pequeño –y financiar los gastos del estado (en el caso de Santa Cruz, las Guerras de la Confederación Perú - Boliviana).
El monopolio de comercialización de pastas era parte central de los postulados de los proteccionistas y como tal era motivo de debate entre estos y los que propugnaban el libre cambio. Los proteccionistas defendían el fortalecimiento de las industrias nacionales a través de la expansión del mercado interno, para lo cual la moneda feble jugaba un papel clave. Asimismo, el proteccionismo comercial y el monopolio de compra de pastas eran elementos centrales de esta posición que contaba con el apoyo de artesano, comerciantes del interior y sectores de las poblaciones urbanas. Los librecambistas, por otra parte, propugnaban la suspensión del monopolio y el levantamiento de las restricciones económicas impuestas por el Estado. Querían poner fin al carácter patrimonialista de instituciones coloniales como la Casa de la Moneda. Sostenían que seria a través del comercio internacional (para lo cual la libre exportación de plata era fundamental) y constituiría el mejor camino par el desarrollo del país. Esta posición era apoyada por la oligarquía comercial y minera.
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