El niño tiene derecho a nacer en condiciones adecuadas rodeado de las máximas atenciones higiénico-medicas.
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades de servicio, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal.
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y una nacionalidad.
Tendrá derecho a desarrollarse en buena salud.
El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, educación y el cuidado especial que requiere su caso particular.
El niño para su desarrollo de su personalidad necesita amor y comprensión de parte de sus padres.
El niño tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria.
El niño debe, en todos las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación.
El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación, racial, religiosa, o de cualquiera otra índole.
Sin embargo el niño no sólo tiene derechos sino también deberes que cumplir con la familia, la sociedad y consigo mismo.
La primera obligación y la más significante del niño es obedecer, atender y amar a sus padres, porque ellos se preocupan con abnegación por sus hijos, dándoles educación, formación y procurando que sean personas de bien y útiles a la sociedad.