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Una vision integral de Bolivia en la segund mitad del siglo XIX. Segun A Bresson.

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A mediados del siglo XIX se agudizó el debate entre los que propiciaban el liberalismo económico y los que estaban a favor del proteccionismo.

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El General Belzu (1808-1865)fue un convencido proteccionista. Radicalizó sus medidas arancelarias y monetarias.

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La política arancelaria y los intentos de fomento industrial que se adoptaron tras la ruptura de la Confederación son manifestaciones inequívocas de la fuerza ideológica y política que tenían entonces quienes propugnaban la vía endógena de crecimiento para el país. Por un lado, se prohibió la importación de tocuyos, sillas de montar, calzados de hombre, ropa cosida, sombreros de lana y sobreros de seda y, por el otro, se libero del pago de impuestos de importación al algodón en rama y se instruyo a los prefectos departamentales que fomentaran el cultivo de algodón y el establecimiento de telares en sus jurisdicciones territoriales. Un proyecto gubernamental para la importación de telares, que serian instalados en Oruro y Paria, no llego a concretarse. Otra medida importante que se puso en práctica en esos años fue la supresión del impuesto a la circulación de harinas de fabricación nacional.

En el arancel aprobado a fines de 1841, el gravamen mas alto, 30% ad valorem, recaía sobre cueros manufacturados, madera labrada, muebles, licores, naipes, tabaco, perfumes, baúles y calzado de mujer; y los artículos de algodón, seda, lino, lana y encajes pagaban el 20% ad valorem. Los aranceles de fomento para el puerto de cobija oscilaban entre 10 y 5 % para los mismos productos.

En 1844, el congreso aprobó un nuevo arancel aduanero que establecía tasas de importación todavía más altas: 40% para licores, cacao y arroz; 36% para tocuyo, perfumes, calzados de mujer y relojes; 28% para artículos de seda, lino, y lana; 24% para artículos de algodón; 18% para loza y cristalería; y 8% para alhajas y quincallería. La aduana de Cobija continúo gozando de un tratamiento arancelario preferencial. La prohibición a la internación de tocuyo extranjero fue levantada en vista de que esta no había logrado reactivar la producción de tocuyo nacional.

La acuñación relativa de moneda feble comenzó a aumentar con rapidez en este periodo. Este hecho provoco reclamos de los países vecinos, que no querían importar los efectos inflacionarios generados en Bolivia. El gobierno chileno prohibió la circulación de moneda feble boliviana en su territorio, y el gobierno peruano protesto con energía por el fraude monetario boliviano, habiéndose llegado a la interdicción comercial en varias ocasiones. No hay evidencia de que la adulteración de la moneda boliviana hubiera propiciado el crecimiento de la economía nacional y de las economías vecinas. El crecimiento de las economías peruana y argentina, a partir de la década de 1840, parece haberse producido gracias a la apertura de esas economías al comercio mundial.

En Bolivia, la creciente acuñación de moneda feble dio lugar a la realización de un gran debate nacional entre librecambista y proteccionistas. Dos grupos particularmente afectados por la adulteración monetaria eran los comerciantes importadores y los productores de plata. Ante la escasez de pesos fuertes, con los cuales saldaban sus cuentas externas, los importadores tuvieron que para premios cada vez más altos para obtenerlos. Los importadores protestaban que la incertidumbre cambiaria generada por la adulteración monetaria, dificultaba sus operaciones.

Afianzamiento del proteccionismo 2
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