Attach:indigenayuracare.jpg Δ %A fines del siglo XVIII, eL Gobernador de Moxos, Lázaro de Ribera dejó un invalorable material antropológico de la región, como el grabado de esta indigena yuracaré.
Attach:fiestamoxos.jpg Δ %Jerures tocando Bajones en la fiesta de San Ignacio de Moxos. Fotografía de Victor Hugo Ordóñez.
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Antecedentes
Con la formación del departamento del Beni, en 1842 se abrieron las puertas del Beni a los migrantes y comerciantes, blancos o “Karayanas” y mestizos, que no solo pudieron comercializar libremente la manufactura beniana sino que también tuvieron la libertad de solicitar tierras, con la única restricción de pagar su contribución al Estado.
Esta situación, además de permitir el trato comercial en desigualdad de condiciones para el indígena, significo la legalización del despojo de sus territorios, siendo la primera reacción de los nativos, abandonar sus viviendas en las antiguas misiones, “remontándose”, es decir internándose a sectores inaccesibles para los “karayanas”. En estos movimientos fundaron nuevas poblaciones, como Trinidadcita, San Lorenzo, San Francisco, Santo Rosario, Asunta, San Lázaro, Santo Corazón, San Mateo. (Callau, 1950:179) (Lehm, 1990:10)
La rebelión
Las tensiones se fueron acumulando, hasta que en 1887 la rebelión indígena se manifiesta inicialmente con el abandono masivo de la ciudad de Trinidad, ante un “llamado” que surge en San Lorenzo. Ese llamado es la esperanza de los oprimidos por llegara a un lugar donde haya abundancia de alimento, ganado, cacería y pesca, donde no haya patrones ni sufrimiento; es el llamado de la “tierra” o “loma santa”.
El movimiento se canaliza a través de Andrés Guayocho, un sacerdote nativo, un chaman a quien los “karayana” le llaman “choquigua”, atribuyéndole poderes sobrenaturales, como los de comunicarse con seres del “mas allá”.
Tras del llamado, la gente se dirigió a San Lorenzo, esperando la llegada de sus santos, con bailes de los “machetero”.
La reacción de las autoridades bolivianas, fue formar una fuerza represiva llamada Comité de Salud Pública o de Guerra y enviar un apartida de gente armada, para obligar el regreso de los indígenas a Trinidad. Con la ausencia de estos en la ciudad y en los establecimientos ganaderos, los “karayana” se veían privados de mano de obra. Pero la respuesta de los indígenas fue la misma que la de los patrones: la violencia, ocurriendo el primer enfrentamiento en las inmediaciones de Trinidadcita.
La represión
Se hizo correr el rumor entre la gente blanca y mestiza, que Trinidad seria atacada y su población victimada. El supuesto ataque indígena seria el 8 de mayo, festividad de la Ascensión. Para reprimirlos se formo el segundo cuerpo expedicionario, a la cabeza de Nemesio Saavedra, con 100 carayanas y 50 canichanas, reclutados bajo amenaza. Esta tropa punitiva salió de Trinidad rumbo a los poblados rebeldes, el 6 de mayo.
Saavedra y sus tropas, no encontraron gente en los poblados, pues conocedores de su pronta llegada, prefirieron internarse en la región del Sécure, a sitios mas profundos de la selva; pero como iban lentos, con cargamento y familias, fuero aprendidos y reprimidos. Unos murieron colgados, otros flagelados y el resto trasladado a la fuerza a Trinidad.
A Andrés Guayocho, lo apresaron y fue sometido a cruel interrogatorio con torturas, azotes e inmediato fusilamiento. Igual castigo y muerte sufrió el líder Juan Masapuija.
En Trinidad, también se preparo el escarmiento: los indígenas que acudieron a la iglesia para asistir a los oficios religiosos del 8 de mayo, fueron apresados en el mismo templo y flagelados.
Este movimiento indígena, mas conocido como el de la Guayocheria, expresa el anhelo de estos pueblos por lograr su autonomía.
Otros líderes, como Santos Noco Guaji y Manuel Moy, lograron consolidar la libertad y autonomía de un grupo de moxeños, en San Lorenzo y San Francisco. Ese aislamiento lo mantuvieron hasta 1926, año en que muere el primero.
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