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El nuevo siglo vino acompañado de los gobiernos liberales y con ellos vinieron las siguientes medidas anticlericales: Decreto de supresión de la enseñanza religiosa, Ley de libertad de cultos, Ley de abolición del fuero clerical, Ley de secularización de cementerios y Ley del matrimonio civil. En menos de diez años, de 1904 a 1911, el estado liberal había impuesto las medidas que se discutieron en todo el siglo precedente.

Este periodo de lucha antiliberal coincidió con el fortalecimiento de la actividad educativa de las diferentes órdenes. Se fundaron los principales colegios privados; San Calixto (La Paz, 1882), Sagrados Corazones (La Paz 1883), Santa Ana (Cochabamba, 1882; La Paz, 1884; Sucre, 1885; Santa Cruz, 1892), Don Bosco (La Paz y Sucre, 1896); San Antonio (Tarija, 1912); La Salle(La Paz, 1920; Cochabamba, 1925); etc.

La Iglesia católica se vio obligada a reorganizarse y así en1924 se fundaron los obispados de Potosí, Oruro y Tarija. A partir del Concilio de la plata en 1889 se puso atención a los medios escritos de difusión y aparecen cerca de 20 diferentes publicaciones periódicos. Estas dos medidas fueron parte de una estrategia para demostrar que la Iglesia estaba absolutamente ligada al pueblo, y se complementan con la organización de actos masivos como congresos y peregrinaciones entre 1925 y 1961.

La guerra del Chaco, la convulsión social de los trabajadores de 1935 hasta 1952 y la Revolución Boliviana, cambiaron totalmente el panorama y la discusión con el liberalismo quedó atrás. La Iglesia tuvo que enfrentar un conflicto diferente: los clérigos bolivianos se levantaban frente a los sacerdotes extranjeros, conflicto que se prolongo por muchos años sin que alcance, sin embargo, a perturbar significativamente sus actividades principales; tampoco es posible afirmar que este sea el conflicto clave del momento, mas parece la emergencia ante la “crisis vocacional” de los bolivianos frente a la gran cantidad de los sacerdotes extranjeros que llegaban con las ordenes religiosas y que se ocupaban de la educación.

Un nuevo enemigo apareció ya desde principios del siglo XX, y se fortaleció en la década del 60. La Iglesia Católica reacciono con tolerancia propia de los latinoamericanos: “Católicos, ¡¡Armémonos contra el protestantismo!!” (Titulo de un folleto de auto anónimo).

El concilio Vaticano segundo (1962-1965) inauguro una nueva etapa para el catolicismo boliviano: la búsqueda de la nueva Iglesia Latinoamericana; cerrando aparentemente un ciclo. Otra vez, como en la época colonial, su destino esta ligado al de los países latinoamericanos. Las resoluciones de la Confederación Episcopal Latinoamericano en Río de Janeiro, Medellín, Puebla y Santo Domingo son quienes dan las pautas para esta “otra historia”.

J.C.F.
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