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El cuartel de San Francisco en Sucre (actual calle Ravelo),donde el Presidente Sucre fue herido en el motín del 18 de abril de 1828.
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La rápida expansión del capitalismo a nivel mundial durante la primera mitad del siglo XIX, compelió a los estados recién emancipados de España a ingresar al mercado mundial en condición de productores de materias primas, lo que equivalía a una rendición incondicional de las burguesías locales y la renuncia a su propio desarrollo y al de sus países.
Este tránsito asumió en nuestro país características verdaderamente dramáticas. Surgió de la administración de Santa Cruz un proyecto alternativo que a partir del proteccionismo estatal, proponía la construcción de un poderoso estado sobre la base de lo que fue el antiguo Imperio de los Incas y posteriormente el Virreinato del Perú: la Confederación Perú-Boliviana. A criterio de René Zavaleta, Santa Cruz encarna el único intento serio de crear una república oligárquica, en el mejor sentido del término, es decir con verdaderos intereses nacionales, impulsando desde arriba lo que Túpac Amaru y Túpac Catari procuraron desde la desesperada movilización de las masas indígenas en 1780 (Zavaleta 1990:34). Este proyecto fue percibido en toda su magnitud, no precisamente por los bolivianos sino, por el máximo representante de la oligarquía chilena Diego Portales, dando al traste con el proyecto crucista en la batalla de Yungay.Medidas tales como el monopolio de la comercialización de la plata, la sistemática introducción de la moneda feble en la circulación y otras de corte proteccionista, tenían como objetivo la supervivencia de la naciente manufactura y de la producción artesanal, así como el mantener los circuitos comerciales con el Perú y el norte de la Argentina. Durante el primer cuarto de siglo, el proteccionismo hegemoniza la política económica nacional, teniendo en sus puntos mas altos a Andrés de Santa Cruz y a Manuel Isidoro Belzu. Pronto los intereses de la oligarquía minera chocarían con la política proteccionista, al buscar conectarse directamente con la economía capitalista mundial, rompiendo así el monopolio estatal sobre la comercialización de la plata. Por otra parte el incremento en la producción minera y el inicio de la explotación de las guaneras y salitreras en la costa habían favorecido los ingresos fiscales, que hasta mediados de siglo provenían en mayor volumen de los tributos cobrados a los indios comunarios; esta situación, puso en riesgo las tierras de comunidad haciendo que diferentes administraciones emitan decretos bajo variadas figuras jurídicas, para despojar a las comunidades de sus tierras, siendo éste otro componente de la propuesta librecambista, no tardaron en aparecer los caudillos que enarbolaron estos interese, protagonizando nuevas asonadas y golpes de estado, traduciendo en el plano político-militar la confrontación de las dos tendencias.
Linares y Melgarejo tan distantes para la historiográfica oficial, comparten la trinchera librecambista, miembros ambos del partido Rojo propiciaron los más resonante triunfos del librecambismo. Linares dio el golpe de gracia a la industria textil nacional, rebajando los aranceles a la importación de telas extranjeras, suprimió el monopolio estatal sobre la comercialización de la quina y bajo su amparo la oligarquía minera consolido su poder. Melgarejo por su parte, llevo adelante la mayor agresión que hasta el momento se había hecho contra la propiedad comunal, a partir del decreto de 1866, mediante el cual se expropiaba las tierras de comunidad, debiendo los indios volver a adquirirlas en la plazo de 60 días bajo títulos de propiedad individual, en los hechos se produjo un rápido traspaso de las tierras comunales a la élite criolla y a los mestizos. En otro rubro, abolió el control fiscal sobre la producción de plata, favoreciendo con sus medidas plenamente a la oligarquía minera. Sin embargo, es curioso que este caudillo militar que tan eficazmente trabajó por el triunfo del librecambismo, no halle más que detractores y en el mejor de los casos, un recopilador de anécdotas, habiéndose convertido en una suerte de chivo expiatorio para el ejército del siglo pasado.
El rol que desempeño el ejército en esta contienda fue el de canalizar los planteamientos de los sectores en conflicto, forjando en los casos de Santa Cruz y Belzu verdaderos líderes, que no sólo ejecutaron políticas, sino que plantearon proyectos alternativos para el país, supliendo con creces la ausencia de partidos políticos, aunque la viabilidad de estos sean objeto de un apasionante debate.
Los avances que vienen haciendo en lo que respecta a la investigación sobre la historia económica de Bolivia, sin duda arrojaran mas luces sobre el período que nos ocupa, sin embargo existe un hecho insoslayable, y es que a partir de la confrontación que brevemente se ah esbozado, se produce un verdadero tensionamiento social a la vez que un alineamiento de las clases sociales, caracterizado por una verdadera irrupción ce las masas populares en la vida política del país.
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