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La COB, que siempre había asumido un papel político en representación de todo el movimiento popular, fue protagonista principal en la reconquista de la democracia. Pero debió enfrentar otros desafíos cuando, después de tres elecciones nacionales que no lograron instaurar un gobierno democrático, se produjo otro golpe de estado, contra el que la organización sindical lucho denodadamente.
Al reiniciarse el proceso democrático, con la instalación del gobierno de Hernán Siles Zuazo (octubre de 1982 agosto de 1985), la COB planteo varias propuestas de reconducción de la política económica, ante la crisis que vivió el país en aquellos años. Frecuentemente realizo huelgas generales en las ciudades y bloqueo de caminos en el agro. Sin embargo, la disminución de las exportaciones, el aumento de las importaciones y la acelerada inflación, ahondaron la crisis.
El agravamiento de la situación condujo a una renuncia anticipada del presidente Siles Zuazo y la realización de elecciones en 1985, por las que asumió la presidencia, por cuarta vez, Víctor Paz Estenssoro.
El nuevo gobierno dictó el decreto supremo 21060, para detener la crisis, imponiendo un nuevo modelo económico, social y político, que provoco la inmediata reacción de los sectores laborales. Pero, la huelga general y la huelga de hambre iniciadas por la COB, no impidieron la aplicación de esta medida.
Por efecto de ella, fueron despedidos varios miles de trabajadores de la Corporación Minera de Bolivia COMIBOL, así como de las fábricas.
Para 1986, la COB organizo una Consulta Popular, convocando a todo el país a pronunciarse en contra de las medidas tributarias que se habían aprobado en el Congreso Nacional a principios de ese año. Aunque la consulta alcanzo a sumar más de un millón de votos contra el nuevo sistema impositivo, la ley no fue modificada.
Poco después, en agosto de ese año, los mineros iniciaron en Oruro lo que e conoció como “La Marcha por la vida”.
Se dirigían a La Paz, para exigir al gobierno una solución a sus demandas. La aplicación del modelo implantado por el decreto 21060, como lo reconocieron posteriormente los gobiernos, había creado una situación de empobrecimiento e injusticia social que se hacia insostenible.
En la madrugada del 28 de agosto, cuando la columna de más de diez mil personas, se preparaba a iniciar su última jornada, fueron rodeados por fuerzas militares combinadas. Al mismo tiempo se dicto es estado sitio y, los marchistas, fueron obligados a retornar a sus distritos.
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