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- LA CONQUISTA, UNA EMPRESA PRIVADA
Llega un momento en que los héroes están fatigados y quieren que sus esfuerzos tengan un premio tangible y además duradero.La resistencia ha terminado y no hay más indios contra quienes combatir; es decir que ha llegado la hora de envainar las espadas. En lugar de las "entradas" a territorios desconocidos y de ganancias muchas veces hipotéticas e ilusorias, de expediciones de las cuales a veces no se vuelve, es más seguro ser "señor" de una tierra y de unos indios a quienes cobrar puntualmente sus tributos. Es cuando el conquistador se vuelve encomendero.
Pero ¿quienes componían esa hueste indiana?¿Tenían los conquistadores algunos rasgos comunes? Uno de ellos era sin duda el de la audacia envuelta en la espectacularidad y el dramatismo:Hernán Cortés al desembarcar en México quema sus naves; Francisco Pizarro traza con su espada una raya en el suelo en la isla del Gallo y dice "por aqui se va al Perú a ser ricos..."
Existía un hondo sentimiento religioso muy español y muy peculiar:Pizarro que después de haber ordenado la muerte de Arawalpa manda rezar misas por el alma del Inca: Diego de Almagro, que se sabe condenado a muerte, demora astutamente su confesión porque quiere ganar tiempo y confía o tiene la esperanza en que por escrúpulos religiosos Pizarro no se animará a hacerlo morir sin recibir su absolución. Eso no se hace con un cristiano.
Hubo tambén en los conquistadores débiles prejuicios raciales no sólo cuando aún no habían llegado al Nuevo Mundo mujeres de la península española, si no a lo largo de los tres siglos de ocupación. De una manera general, hubo también entre ellos una carencia de escrúpulos en su comportamiento con los indios y que originó actos de violencia y crueldad porque actuaban con toda libertad, en un mundo que era de ellos, sin una sociedad que los censuran.¿Quien podía criticarlos en ese momento en el Nuevo Mundo? Se dirá ¿Y Bartolomé de las Casas? Si, pero fue una vos aislada.
Para formar parte de la hueste, de la hueste indiana se exigía tener sangre "limpia", sin mezcla de moro, judío o hereje, no haber sido condenado por el Santo Oficio, ni ser gitano. Los extranjeros no podían obtener "pase a Indias". El enganche era voluntario. pero preferente para el soldado con armas y caballos.
Aspiraron casi todos a eludir a las autoridades intermedias y a depender directamente de la Corona, tanto como eso era posible. Fue tambien común a muchos de los conquistadores un deseo de alcanzar notoriedad y fama.Comenzando por Cristóbal Colón. El Almirante dejó testimonios escribió alguna vez "Nuestro propósito fue y es servir a Vuestra Majestad...por que tuviese noticia de nosotros y nos honrase" y en México, Bernal Díaz del Castillo:"Para que mis hijos y nietos/digan/estas tierras vino a descubrir y ganar mi padre a su costa."
Eran hombres que traían consigo algunos rasgos del Renacimiento y quien sabe si también, de como se ha dicho, de las Cruzadas.
Ya es el momento de hablar de las encomiendas, cuyos primeros repartos en el Nuevo Mundo fueron hechos en una época tan temprana como la de Cristóbal Colón en las Antillas.
Básicamente, las encomiendas consistían en un derecho que en recompensa a sus méritos se daba una persona para cobrar y percibir para sí los tributos que los indios "debían" a la Corona por el privilegio de ser vasallos de ella.
En un comienzo, los indios pagaban ese tributo de manera indiscriminada en servicios personales o en productos de la tierra. En 1512 se fijó, muy teóricamente por supuesto, el límite de 300 indios por repartimiento. Las leyes de Burgos de ese mismo año proclamaban la libertad de los indios y establecían que fueran tolerable y tuvieran casa y hacienda. Por cada 50 indios, los encomenderos estaban obligados a construir cuatro casas y los indios sometidos a servicios personales debían tener cuarenta días de descanso después de cinco meses de trabajo.
El concepto de los servicios personales se basaba en que, antes de la llegada de los españoles, los indios habían estado sometidos a una parecida obligación con relación a "sus tecles y principales".
Con excepción de los caciques y sus hijos, estaban oblidados al pago de tributos todos los indios varones de 18 a 50 años de edad, así como los mitimaes y anaconas, los hijos de negros e indias y los trabajadores en minas y haciendas de españoles. Se calcula que de la totalidad de la población, de cada cinco indios uno pagaba tributo. Cuando la moneda se hizo de circulación más o menos corriente, el tributo debía ser pagado en oro o plata que tuvieran garantía de marca. Para los indios originarios, el monto del tributo fluctuaba entre cinco y diez pesos al año, según las caracteristicas y el rendimiento de la tierra.
Cuando no se disponía de moneda, las especies entregadas por los indios encomendados (trigo, maíz, yuca, gallinas, pescado, ropa, algodón,frutos y legumbres),eran tasada en pesos, por supuesto que muy arbitrariamente, hasta cubrir el monto del tributo, el cual era directamente recaudado por los caciques.
'-A la luz de lo que fue la realidad, parecen ingenuas y propias de la mentalidad de la época algunas disposiciones de la Corona con respecto a las encomiendas.-
Antes de iniciar la visita de un pueblo de indios, los visitadores debían oír misa para determinar en justicia el monto de los tributos que debía pagar una determinada parcialidad de indios. El cálculo o estimación del rendimiento de una encomienda era encargado por los virreyes o gobernadores a los visitadores o comisarios nombrados por éstos, quienes actuaban bajo la prohibición de recibir ningún salario de los indios.
Un encomendero podía perder su encomienda en caso de cobrar a los indios por encima del tributo fijado, pero será practicamente imposible encontrar un caso en que esa penalidad hubiera sido aplicada.
Una encomienda no podía ser donada o traspasada a otra persona, ni ser objeto de permuta; era también indivisible y un encomendero no podía acumular más de una encomienda. En 1560, se dispuso, bastante teóricamente también, que ningún encomendero podía tener más de dos mil pesos de renta al año.
En todo caso, corresponde precisar por que este aspecto de las encomiendas fue frecuentemente motivo de confusiones y malendendidos que el encomendero no tenía derecho de propiedad sobre la tierra.
Por su parte el encomendero estaba obligado a defender la tierra en su más amplio sentido, sea lo que se llamaba el "reino", es decir toda una extensa región dentro de la cual estaba situada la encomienda y aún más allá. Los encomenderos de Charcas fueron convocados más de una vez a acudir a la defensa del Callao. Para cumplir esa obligación eventual, el encomendero debía tener caballos y armas (lanza, espada, arcabuces o escopetas). Igualmente, tener "casa poblada" en las ciudades cabezas de su encomienda, pero a él y a su familia le estaba vedado residir en los pueblos de indios. En caso de ausencia del encomendero, éste debía poner un "escudero" con armas y caballos que le reemplazara en la "vecindad" y llegado el caso defendiera la tierra. El encomendero era el único español que en las ciudades tenía calidad de "vecino"; los demás eran simplemente "pobladores".
Como habría sido imposible fijar lo cual no habría servido para nada la extensión siquiera aproximadamente de una encomienda, por lo general las adjudicaciones se hacían por el toponímico de un grupo aborígen (moyomoyos, soras. carangas), pues era más fácil establecer el número de indios que la superficie. Eran "indios" las unidades individuales que contribuían a la formación del monto global del tributo. De alguna manera tenía que ser un tanto confusa estaban congregados en las cercanías de un pueblo (Paria, Tarabuco y a veces eran identificados de forma todavía menos precisa por la provincia, digamos por ejemplo Chichas). Además el rendimiento y por lo tanto el valor de una encomienda no se definía por su extensión sino por el número de indios que comprendía, es decir indios tributarios.
Vale la pena dar un ejemplo muy concreto de una encomienda y esta vez se trata menos de la que en 1550 fue adjudicada por Gerónimo de Loayza, arzobispo de la ciudad de Lima, y en virtud de una comisión dada por el Licenciado la Gasca, al capitan Alonso de Mendoza. Erán los indios soras y caracollo, pero el documento no indica su número, pero sí las "especies" con las cuales debían pagar el tributo.
Con la lana proporcionada por Mendoza, debían entregar los indios anualmente al encomendero 25 vestidos de hombre y 25 de mujer. O sea que en este capítulo las obligaciones no consistían en la entrega de especies o dinero, sino en trabajo. Además, los indios debían dar cada semana 48 areldes de pescado salado y cada año diez petacas de paja.
También estaban obligados a proporcionar al encomendero cuatro indios para su servicio doméstico en la ciudad.
Mendoza no tuvo mucho tiempo para disfrutar de los beneficios de su encomienda por que falleció dos años después, no cuando se dirigía a la tierra de los soras y caracollo sino a Challana, Chacapa y Simaco, en Larecaja. Pero esa es otra historia.
Más o menos así funcionó el sistema de la encomienda hasta que, debido a la lejana inspiración de fray Bartolomé de las Casas, la Corona dictó en 1542 las llamadas Nueva Leyes.
Entre otras cosas, disponían la supresión de cierta clase de trabajos para los indios y la retasa de los tributos, pero lo que hirió y la retasa de los tributos, pero lo que hirió más profundamente a los encomenderos fue aquella que estableció que a su muerte la encomienda quedaba vacante y pasaba al usufruto de la Corona y por lo tanto dejaban de ser hereditarias .
Enre otras cosas, disponían la supresión de cierta clase de trabajos para los indios y la retasa de los tributos, pero lo que hirió más profundamente a los encomenderos fue aquella que estableció que a su muerte la encomienda quedaba vacante y pasaba al usufructo de la Corona y por lo tanto dejaban de ser hereditarias. También se suprimían las encomiendas de los virreyes, autoridades, conventos, órdenes religiosas, clérigos, funcionarios, mujeres y extranjeros. Para hacer cumplir estas disposiciones Blasco Nuñez Vela fue nombrado primer virrey del Perú.
Los encomenderos, por lo general personas que habían defendido la tierra y descubierto nuevas regiones, consideraron que las Leyes les llevaban a la pobreza y proclamaron que no estaban dispuestos a aceptarlas.
- COMO SE HAN VISTO EN ITALIA
Los encomenderos hicieron varias súplicas para que las leyes fuesen derogadas y ante esa imposibilidad decidieron tomar el camino de la rebelión. Bajo el mando de Gonzalo Pizarro, que tenía una encomienda de 4.500 indios, armaron un verdadero ejército. Cieza de León dice que nunca hubo en el Perú un ejército tan brillante y vistoso y que era como los que se habían "visto en Italia" en persecusion de Nuñez Vela; allá le presentó batalla y le derrotó y le mandó matar. Ante tan grave sucesos, nunca vistos antes en las colonias, la Corona despachó a Pedro la Gasca para "pacificar" el Perú. Pizarro se replegó a las orillas del lago Titicaca, a Guarina y allí cuando ya se creía perdido y en inferioridad de condiciones- venció al ejérctio de la Gasca, pero en Xaquixaguana, cerca del Cuzco la suerte le fue adversa. En un amago de combate, fue capturado y después condenado a muerte, junto con su lugarteniente Francisco Carvajal. Los encomenderos habían perdido la batalla.
A finalizar la rebelión de Pizarro, la Gasca encontró que todo el Collao estaba distribuido en encomiendas. Por algo se trataba de repartimientos especialmente codiciados; estaba situado por lo general en tierras altas, de reducido rendimiento, pero compensadas con otras en los valles (por ejemplo, Lorenzo de Aldana tenía indios en Paria y Tapacarí, o sea el altiplano y los valles) lo cual evoca el ancestral sistema de los pisos ecológicos anteriores a la conquista.
La "Relación" de repartimiento que existían en el Perú al finalizar la rebelión de Gonzalo Pizarro" publicada por Rafael Loredo (Revista de la Universidad Católica del Perú, tomo VIII, Nº1,Lima) hacen saber que Hernando Pizarro tenía 2.800 indios en Chichas; Pedro del Barco 1.500 en los Soras; Francisco de Almendras, 1.200 en Tarabuco; lope de Mendieta, 900 en Carangas; Luis Perdomo,300 en Totora.Cada uno de estos nombres que se mencionan simplemente como ejemplo entre muchos otros, representaba y evocaba de por sí la participación en una fiera lucha entre españoles, alguna de esas expediciones imposibles por las tierras ignoradas del vasto Nuevo Mundo, la conquista de nuevos territorios que se agregaban a la Corona, aunque también un parentesco con algún alto funcionario de España o las Indias.
El hecho es que la Gasca quitó las encomiendas que pertenecieron a los rebeldes, casi dos de la primera hora de la conquista y las traspasó a quienes le ayudaron en la pacificación.
Entonces se repartió un millón de pesos en tributos entre 250 españoles leales. Fue el famoso reparto de Guaynarima.
De una manera aproximada, a mediados del siglo XVI el número de las encomiendas individuales era el doble que las de la Corona. En 1561, en el Perú habían 427 pueblos de encomienda y 50 de la corona y los tributos de los indios ascendían en total a un millón doscientos mil pesos. En la totalidad de las Indias, en 1574 habían 3.700 repartimientos que incluían a millón y medio de indios tributarios.
En 1572, el virrey del Perú Francisco de Toledo mandó efectuar una tasa y visita en cerca de 600 repartimientos desde la Audiencia de Quito hasta la frontera con Chile, Charcas incluido.
De las 71 encomiendas de Charcas registradas en esa visita, 28 pertenecían al distrito de La Plata y 43 al de La Paz. La población tributaria censada llegó a 79.263 individuos y como una de cada cinco personas pagaba tributo, la población total de los indios de las encomiendas era 351.107.
Por traspasos a la Corona, la institución de la encomienda fue declinando paulatinamente hasta que prácticamente desapareció a fines del siglo XVIII.
Finalmente,¿hay que ver en la encomienda el orígen de las haciendas de españoles? Como se ha dicho líneas arriba, teóricamente la encomienda no implica la propiedad de la tierra, sino simplemente el cobro de tributos que iban a beneficiar al encomendero, pero como sucede a lo largo de toda la ocupación española, las leyes dictadas en la península española no son el medio más eficiente para conocer y apreciar la realidad colonial en las Indias.
En los hechos, se produjo tambien una lenta apropiación de tierras, mediante el procedimiento llamado "composición de tierras", que consistía en dar a un español título de propiedad sobre una tierra simplemente en base a declaraciones de unos cuantos testigos españoles e indios en sentido de que se trataba de "terrenos baldíos".
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