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Retrato del Fray Bartolomé de las Casas. Del libro biográfico del autor Manuel Jiménez Fernández

La Iglesia de Charcas se extiende de la ciudad al campo. Esto significa que desde la ciudad se planifica la pastoral del campo dando lugar a una “pastoral de blancos” y otra “pastoral de indios”. Surge, consecuentemente un desgaste de las fuerzas innovadoras al interior de la Iglesia; las estructuras atan y obligan a asimilarse.

Este nuevo ciclo evangelizador se inicia pujante en las últimas décadas del S. XVII y se extiende durante el XVIII hacia las tierras bajas. Las diferentes congregaciones presentes en Charcas realizan exploraciones y misionan en las llanuras, partiendo del área urbana a la rural. Sobresalen, entre estas, el modelo franciscano en Apolobamba y Tarija, y el jesuita en Moxos y Chiquitos.

Los jesuitas concretan la praxis misional mas significativa; las reducciones en las que “por primera vez amplias zonas de misión tienen un contacto exclusivo con la Iglesia sin mediación de las armas hispánicas y sin la intromisión del comercio o la explotación económica”. El año 1682, fundación de la misión de Nuestra Señora de Loreto en Moxos, marca el inicio de esta experiencia en Charcas, experiencia que ya había sido probada con éxito en el Paraguay: Se buscaba, además de organizar la vida de los habitantes de las reducciones, evangelizarles sin la presión del sistema colonial. A pesar del esfuerzo realizado, de las condiciones que impusieron los jesuitas y del método diferente empleado, las reducciones –al igual que las doctrinas y misiones- fueron espacios de aculturación de los pueblos originarios. El historiador Alcides Parejas señala que en las reducciones “la aculturación fue rápida como lo constata Cosme Bueno, profesor de Lima que visito las reducciones después de la expulsión”.

CONCLUSIÓN

Durante el periodo colonial existieron formas de presencia de la Iglesia, fundamentalmente en las áreas de salud y educación, colegios, beaterios, hospitales, universidades, etc.

A lo largo del periodo colonial se percibe un gran esfuerzo por introducir el modelo de cristiandad vigente y esto obstaculiza el proceso evangelizador. La evangelización de la culturas existentes en Charcas fue solo superficial, no penetro en las raíces; significo el empobrecimiento, por un lado, de la Buena Nueva y, por otro, el desconocimiento de la riqueza que podían aportar las culturas originarias. En situaciones como el de los levantamientos indígenas y otros similares, entre españoles y criollos, se ve a una iglesia en crisis, conflictuada y dividida. Estos y otros aspectos son mas pertinentes en un capitulo de los prolegómenos de la independencia que en las formas de presencia de la Iglesia en la Colonia.