El coronel Ortega, comandante de Oruro, toma a su cargo los movimientos militares disuasivos de las acciones en que pudiera empeñarse Olañeta. Al tomar esa plaza, Sucre actuó de la misma manera en que lo hicieron los jefes realistas del Perú durante la larga guerra que esta por fin terminando. Con su incomparable talento militar. El mariscal de Ayacucho se dio cuenta de la localización estratégica de Oruro (que además contaba con una inexpugnable fortificación construida al comenzar la guerra), que le permite dominar la ruta La Paz-Potosí-Chuquisaca, y guardar las espaldas de Cochabamba y Santa Cruz (las derrotas sucesivas de los ejércitos auxiliares argentinos, se explican desde el punto de vista militar, en que ellos nunca lograron ocupar Oruro).
El coronel Francisco López, recientemente separado por Olañeta, toma Chuquisaca proclamando la independencia, e inmediatamente es auxiliado por Ortega con refuerzos procedentes de Vallegrande y Cochabamba. Le dice Sucre: [“Luego que Olañeta sepa que marcha tropas sobre Chuquisaca, se abstendrá de cualquier invasión que piensa hacer […] también mando a López algunos oficiales de infantería par que aumente los 40 infantes que tiene allí”. Por su parte, Guillermo Marquiagui (el cuñado de Olañeta que el año anterior era presidente de la Audiencia en reemplazo del depuesto Rafael Maroto] se había replegado a Potosí, y Ortega se encargo también de neutralizarlos.
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