La cartografía boliviana propiamente republicana se inicia con un mapa trazado por el naturalista y geógrafo francés Alcide D’Orbigny, que dentro de las imperfecciones técnicas de la época y el desconocimiento de nuestro territorio (1833 c.), comprende de una manera un tanto distorsionada solo la parte occidental del país que para entonces era la mas conocida.

Un mapa totalizador y que sin duda fue levantado consultando la cartografía de alcance suramericano, fue el que trazo el ingeniero francés Felipe Bertrés en el año 1843 bajo la administración del general José Ballivián. Se trata de un mapa hoy muy raro y, por lo que se sabe, existe de él únicamente un solo ejemplar en la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz. El mapa de Bertrés, como la totalidad de sus antecesores coloniales, de cualquier procedencia que fueran, muestran el territorio costero (Atacama) integrando el territorio boliviano.

EL MAPA DE LINARES

En 1857, después de un trabajo arduo que demando cerca de diez años de viajes, exploraciones y levantamientos parciales, los ingenieros Juan Ordanza y Juan Mariano Mujica publicaron un mapa (seis pies de alto por cinco de ancho) que muestra la realidad geográfica con notable exactitud. Por supuesto que impropiamente es conocido como “el mapa de Linares”, porque fue publicado durante la administración del Presidente José Maria Linares.

El mapa fue editado por Joseph. Colton de Nueva Cork, pero de un total contratado de 10.000 ejemplares, llegaron solamente 2.000 a Bolivia, pues el resto fue destruido en un terremoto de Tacna, donde se hallaban provisionalmente depositados.

Como el gobierno de Bolivia había adquirido un crédito para la impresión del mapa y no logro cancelarlo en el plazo fijado, dando lugar a una larga reclamación, Mariano Baptista Gumucio ha dicho que con ese crédito comenzó la deuda externa de Bolivia.

A.C.R.