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El cine Boliviano no podría entenderse globalmente si no se mencionaran los esfuerzos realizados por la crítica cinematográfica y determinadas instituciones encargadas de su promoción.
La crítica que ya tenía una vieja data a través de personalidades como Julio de la Vega, fue desarrollada plenamente por el sacerdote jesuita Luís Espinal en las páginas del matutino “Presencia” y del semanario “Aquí”. A él se sumaron Amalia de Gallardo, presidenta del Centro de Orientación Cinematográfica, y Carlos Mesa y Pedro Susz. Este último en las décadas de los ochenta y noventa, se convirtió en el motor fundamental de la actividad crítica en nuestro país.
Fue Amalia de Gallardo quien fundó en 1974 el Festival de Cine Llama de Plata y en 1976 junto a Mario Mercado y Renzo Cotta la Cinemateca Boliviana.
La Cinemateca conducida en los últimos años por Pedro Susz, se ha convertido en una referencia fundamental para nuestro cine y ha sido la principal promotora de la Ley de Cine, instrumento legal, que abrió una nueva etapa en la historia del género.
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