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Cuando se inicio la era del estaño en Bolivia, entre los años 1880 y 1890, las grandes empresas industriales de la minería instalaron maquinaria moderna y requirieron gran cantidad de obreros.
Estos trabajadores, casi todos ellos llegados del campo, se agruparon en organizaciones sindicales. Inicialmente, tuvieron el mismo carácter de las uniones gremiales, pero aportaron una tradición muy importante que traían de las comunidades campesinas: la costumbre de mantener una consulta permanente de todos sus miembros, lo que más adelante se convertiría en la asamblea, núcleo movilizador de los sindicatos.
Activistas de orientación anarquista, provenientes de Chiles y Argentina, les dieron las primeras lecciones de acción sindical. A la vez que las movilizaciones pro mejores condiciones de trabajo, aumento salarial y reducción de la jornada laboral, explicaban que, el capital, para obtener sus ganancias, mantenía un sistema de injusticias; por lo tanto, era necesario luchar para desterrarlo y formar una sociedad justa en la que todos pudieran satisfacer sus necesidades.
Cuando Simón Patiño descubrió “La Salvadora” (la mina de estaño mas rica que se ha encontrado hasta ahora), los sindicatos ya funcionaban en casi todos lo centros mineros importantes. Sin embargo, al no tener reconocimiento legal, sus acciones sólo eran posibles en la medida en que presionaban con la suspensión de labores, en los momentos de mayor demanda del mercado internacional. Muchas veces, esas acciones de los trabajadores, fueron reprimidas con la presencia de fuerzas militares.
En 1936, el gobierno de David Toro, organizo el Ministerio de Trabajo, con la función de defender los derechos de los trabajadores. Para entonces, ya se habían dictado algunas disposiciones reduciendo la jornada laboral y exigiendo condiciones mínimas de trabajo pero, en general, el régimen de explotación de los trabajadores, tanto en las ciudades como en los centros mineros, seguía dependiendo de la voluntad de los empresarios.
En 1938, el teniente coronel Germán Busch, que sucedió a Toro, convoco a una Convención Nacional, que aprobó una nueva Constitución Política del Estado que declaraban que el capital debía tener carácter social, en el sentido de cumplir con determinadas condiciones de interés nacional y de beneficio laboral. A l mismo tiempo, la convención aprobó la Ley General del Trabajo, promulgada al año siguiente, considerada como la legislación laboral mas avanzada de la época.
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