La Plaza 25 de Mayo
En torno a la plaza principal, la Plaza 25 de Mayo se observan hermosos edificios como la Iglesia Mayor, la actual Catedral Metropolitana; el Palacio de Gobierno, ahora Prefectura del Departamento de Chuquisaca; el Cabildo, la Honorable Alcaldía Municipal; la Casa de la Libertad.
Casa de la Libertad
En este recinto histórico se firmó la Declaración de la Independencia de Bolivia en 1.825. Su interior es el mismo que albergó a los revolucionarios de la época. En su museo se conservan todos los documentos que atestiguan los acontecimientos históricos relativos a la independencia.
Catedral
Centro cultural durante la Colonia y la República, ha sido escenario de representaciones de música clásica europea y americana. En el Museo de la Catedral encontramos un importante repositorio de partituras de música criolla de la época, valiosos utensilios religiosos y vestimenta clerical, así como mesas de madera labrada con incrustaciones de finísima concha y perla, mudo testimonio de la riqueza colonial.
Teatro Gran Mariscal de Ayacucho
Edificio de estilo neoclásico que es hoy la Casa de la Cultura de la Universidad de San Francisco, importante escenario de expresiones artísticas de la ciudad
Ex Estación de Ferrocarriles
Antigua estación de Ferrocarriles hoy Centro Cultural, El Rosedal y la plaza Aniceto Arce.
Obelisco
La plaza de la Libertad, en cuyo centro presenta el obelisco que mandara construir el presidente Pizarro (dice la tradición que fue con las multas que aplicó a los panaderos de la ciudad).
Cementerio General
El cementerio general es sin duda uno de los más curiosos atractivos que posee la ciudad, muestra en él la pasión por la muerte que tuvo el sucrense, coetánea al período de la floreciente poesía nécrica que se dio a principios de siglo. Es un conjunto de mausoleos de diferentes estilos, cobijan a los que fueran importantes personajes de la vida política y social de Bolivia, todos en medio de esmerados y cuidados jardines rodeados de añejos árboles.
Castillo de la Glorieta
En este Castillo se puede admirar la fusión de varios estilos arquitectónicos de fines de siglo XIX. El Castillo de la Glorieta es una singular construcción que perteneció a Don Francisco de Argandoña y a Doña Clotilde Urioste de Argandoña. Situado en las afueras de la ciudad, éste es un lugar que ningún visitante deja de conocer.
Mirador de la Recoleta
El Mirador de la Recoleta es una de las siete colinas donde se fundó la ciudad de Sucre. Posee una vista panorámica de los barrios y zonas sucrenses. En el Mirador se encuentran el Museo del antiguo Convento de la Recoleta y el Museo de los Niños de Tanga Tanga, sitios que llaman la atención por la singularidad de su diseño arquitectónico.
Calles
Sucre la ciudad blanca, ha logrado por el esfuerzo de sus habitantes conservar, mantener y lograr un conjunto urbanístico y arquitectónico en su centro histórico, de notable belleza.
Recorrer sus calles es remontarse a la combinación de lo colonial con lo republicano.
CAL 'ORKO
Lugar donde se encuentran las enigmáticas y fascinantes huellas de dinosaurios, que cruzan de este a oeste la cantera de Cal ‘Orko, las cuales serán siempre un libro abierto para los especialistas que buscan el origen de la vida terrestre.
Según los entendidos en la materia, se trata de un sitio de interés turístico con huellas de caminata de dinosaurios, hasta ahora el más extenso descubrimiento en América del Sur. Además de caminatas de saurópodos perfectamente conservadas, muestra caminatas de carnosaurios, creyéndose que éstos pasaron por la zona en el período cretácico, hace unos 65 u 85 millones de años. Este sitio se encuentra situado a 8 Kms. de Sucre, a una altura de 2.900 m.s.n.m. Su cerro es la principal fuente de piedra caliza para la producción de cemento.
Monasterio de la Recoleta
Fue fundado en 1.601 por los Franciscanos. Ambiente de serenidad y oración en medio de patios cuadrados rodeados por corredores con columnas de piedra donde se aprecian hermosos jardines con rosas y geranios en flor. Los pasillos hacia su capilla restaurada nos llevan a un bellísimo coro en cuyos asientos, artísticamente labrados en gruesa madera, elevaban sus cantos los monjes de claustro