La idea de territorialidad que subyace al “control vertical de diversos pisos ecológicos” es la de un espacio disperso; algo difícil de comprender cuando uno ha sido educado dentro de ideas de fronteras que cierran un espacio unitario. En el territorio prehispánico, entre el núcleo y las “islas” había un espacio ajeno. De igual manera, el territorio de un grupo podía albergar en su interior un espacio de otro grupo. Por ejemplo dentro del territorio de los Charcas- en el norte de Potosí actual- se encontraba una zona (Aymaya) que correspondía a otro grupo, los Caracara. A un nivel menor, los distintos ayllus que componían una etnia tenían sus tierras dispersas tanto en la puna como en el valle, y dispersas aun en un mismo piso ecológico. De esta manera, encuentra una respuesta favorable a las condiciones adversas de la naturaleza (heladas, sequías, etc.) además permitía utilizar mas intensivamente la mano de obra.