Attach:Toledo.jpg Δ Aunque no hya que creer en leyendas, una de ellas dice: que cuando Toledo volvió a España, el Rey Felipe II le pisió cuentas por el rigor con que trató a los indios
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El historiador argentino Roberto Levilier, que recopilo y publico en mas de dos mil páginas las disposiciones dictadas por el virrey del Perú Francisco de Toledo, llamo a este el Supremo Organizador del Perú. Al poco tiempo un eminente historiador peruano, Luis E. Valcárcel, escribió todo un libro para refutar las apreciaciones favorables y elogiosas de Levilier y califico al virrey como el Supremo Tirano del Perú.
Los dos historiadores y sus respectivos libros representan, cada uno por su lado, toda una tendencia que toca los lindes de los ideológicos al enjuiciar la obra de Toledo en el virreinato del Perú.
Sin embargo, en el caso de Toledo, los términos “Organizador” y “Tirano” no son en absoluto contrapuestos, sino mas bien, complementarios, porque el virrey fue las dos cosas.
Ambos historiadores fueron objeto de nuevas polémicas con la conmemoración de la llegada de Cristóbal Colon a una las islas del Caribe.
Los cien cronistas de la conquista del Perú han sido objeto de diversas clasificaciones. En cierta forma, la de Louis Baudin esta regida por la cronología o sea por la fecha de llegada al Perú: a) Los que vieron el imperio incaico, es decir que vinieron con Francisco Pizarro (Francisco de Jerez, su secretario; Juan Samano y Sancho de la Hoz, cronista oficial); b) Los que llegaron inmediatamente después de Cajamarca y pudieron ver el imperio todavía en su esplendor (Agustín de Zarate, Pedro Cieza de León); c) Los que no llegaron nunca al Perú, pero recogieron relatos de los conquistadores presenciales (Las Casa o Francisco López de Gómara, Antonio de Herrera); d) Los que recogieron informaciones de los descendientes de los incas; e) Los historiadores españoles del siglo XVII. El cuadro de Baudios establece diez divisiones.
También se ha intentado otra clasificación por profesiones u oficios: soldados, sacerdotes, funcionarios. Otra por procedencia: españoles y americanos.
Todo eso para llegar a la clasificación de cronistas y pre y post –toledanos. Eso implica no solo una ubicación cronología sino conceptual.
Tomemos dos casos de coristas pre-toledanos: Bartolomé de Las Casa, que denuncio duramente, sin consideraciones, a veces exagerando la realidad, la violencia, la apropiación de tierras y riquezas, las crueldades cometidas por los españoles. El otro es el inca Gracilazo de la vega, que describe al imperio incaico como una organización regida por principios altamente humanitaria, de igualdad y conducida por un Inca bondadoso y justiciero. Se infiere entonces que la caída y destrucción del imperio fue un hecho trágico para los aborígenes.
En el lado post-toledano esta por ejemplo, Pedro Sarmiento de Gamboa, “español puro, hombre de ciencia, buen observador y funcionario de gran merito”, según Baudin en su Historia Indica dá una versión contraria. Para Sarmiento de Gamboa el imperio fue una organización basada en la crueldad, usada para sojuzgar a una población amedrentada y sometida por los incas por medio de métodos duros y opresivos.
Otro, Juan de Matienzo, Oidor de la Audiencia de La Plata, autor del libro Gobierno del Perú, y asesor de Toledo cuando el virrey visito Charcas, muestra a los incas como “tiranos usurpadores” y califica los indios de “mentirosos, perezosos, crueles y pusilánimes”.
Fue sobre la base de esas argumentaciones conceptuales que Toledo dicto una larga serie de ordenanzas para el gobierno del virreinato. La más duras, las de la mita minera del cerro de Potosí, afectaron a la población de Charcas. Si se recuerda también su implacable conducta con Túpac Amaru, no hay duda en que hizo mérito para que se le llamara “tirano”.
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